Días 13 y 14 del tercer ciclo

Me he seguido sintiendo muy bien. Nada interesante que reseñar en relación con mi terapia.

El sábado -día 13- fuimos a recoger a Diego al aeropuerto, a su regreso de Río de Janeiro. Mucho trabajo, poco tiempo de conocer y de comprar recuerditos. Alcanzó a subir al Cristo de Corcovado, pasear por Copacabana, y comer en un par de churrascarías. Fue con los compañeros a algunos sitios nocturnos, pero de eso no cuenta mucho.

Hoy domingo, fui al laboratorio de la clínica a que me tomaran la muestra para mi examen semanal de sangre. Mañana a las 8 a.m. iré a retirar los resultados a ver si es posible que mi consulta con la Dra. Arbona sea temprano y pueda comenzar la terapia esta vez a una hora razonable. ¡Ojalá! Desayunamos, como ya se va haciendo costumbre, en Arepa Factory. Estaba lloviendo a cántaros, así que de allí nos vinimos a casa a leer la prensa dominguera. Más tarde fuimos -toda la tropa- a almorzar con mi mamá, mi hermana Ileana y su hijo Arturo, y mi hermano Enrique, en la casa de este último. Nos comimos las últimas hallacas de la temporada navideña ¡en agosto!. Estaban congeladas desde el día que las hicimos en cambote, con mi mamá dirigiendo como siempre las acciones. Dice el aguinaldo del Pollo Sifontes "digan lo que digan, no discuto más, la mejor hallaca es la de mi mamá", y en nuestro caso es absolutamente cierto.

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