Día 1 del sexto ciclo

¡Ya estamos en el ciclo que marca la mitad de mi tratamiento!

Hoy me atendió la Dra. Vivas. Tenía algún temor de que el valor de las transaminasas obligara a reducirme la dosis de mi tratamiento. Afortunadamente no fue así. Seguimos a toda marcha. La Dra. Vivas no me hizo un examen tan minucioso como la Dra. Arbona, pero supongo que es porque tiene además de sus propios pacientes buena parte de los de la colega a la que está supliendo. Le hice ver la herida donde tengo el puntico un poco inflamado (ya está más normal). Me dijo que estaba bien.

Salí de la consulta a las 10 a.m. y de allí subimos a la sala de quimioterapia. Me atendió Vanessa. me colocó la aguja en un solo intento y con muy poco dolor, no como la última vez, ¡menos mal! Me curó el puntico de la herida. Me apretó el punto hasta que salio algo de sangre, me limpió con Povidine y me aplicó Bacitracina.

Terminamos hacia las dos de la tarde, así que llegamos a la casa a una hora mucho más decente para almorzar. Carmen había puesto ayer en olla de presión unos garbanzos, y Jorge esta mañana preparó el sofrito. También le gusta mucho la cocina, aunque sobre todo cuando lo hace con Ónix. Sólo le da algo de flojera. Total que almorzamos con los garbanzos (¡sin un choricito, qué horror!) y ensalada. Primera vez desde la operación que como garbanzos, espero que sin consecuencias que lamentar.



Los garbanzos sin chorizo me recordaron lo vivido por Carvalho en El Balneario -guardando las distancias, no puedo decir que esté sometido a algo así-, donde se encontraba haciendo un ayuno para desintoxicarse. Hacia el final de la novela (que me gustó menos que Los mares del sur), imagina cómo será su regreso a la verdadera vida. Todos los huéspedes se vieron impedidos de salir del spa, mientras durara la investigación por los asesinatos que se cometieron allí:
El final de la cuarentena coincidiría con el final de su ayuno, luego de tres días de aclimatación a la alimentación sólida, y otra vez a casa, a los guisos de Biscuter [su asistente, a quien le paga de vez en cuando cursos de cocina], o a los suyos propios, o a una peregrinación por restaurantes que había soñado, en busca de platos concretos que se la habían aparecido entre nubes rosas y de un blanco angélico.

Lo primero que haría sería dar una vuelta gastronómica a Cataluña, una suicida Grande Bouffe que empezaría por la Cerdaña, en el Hostal del Boix, en Martinet de Cerdaña; luego Can Borrell, en Meranges; el Bulli, en Rosas [la novela fue escrita hace más de 20 años, cuando El Bulli no tenía todavía el nombre internacional que tiene ahora]; el Cypsele, en Palafrugell; Big Rock, en Playa de Aro; Eldorado Petit en San Feliu de Guixols; La Marqueta, en La Bisbal; antiguas y nuevas querencias que sabían a trinxat, macarrones al romero, nouvelle cuisine perfumada por el Mediterráneo, sepias con habas tiernas, pie de cerdo con caracoles, bacalao al roquefort, arroces negros. Inevitable el arroz caldoso de la María de Cadaqués o del Peixerot de Vilanova o el del Els Perols de L'Empordà en Barcelona. Pero antes, antes se iría al Hispania y le diría a la señora Paquita: Póngame de desayunar todo lo que pueda cenar en un mes con cierta desgana, y saltaría como Peter Pan por los cielos en busca de las mesas barcelonesas de Casa Leopoldo o la Odisea o el Botafumeiro o La Dorada o Casa Rodri, en busca de conversación y paisajes gastronómicos suficientes para compensar aquel charco de caldo vegetal que le pudría el cerebro como si fuera solaje de comidas imposibles. Aquella ensalada de angulas con kiwis y jamón de pato. Los crêpes de pie de cerdo con alioli y salsa rubia. La dorada horneada entre hierbas mediterráneas y aceitunas negras. Patatas al vapor con caviar y salsa holandesa. Pimientos rellenos de mariscos prietos. Rape al ajo quemado. Ciervo con mermelada de grosellas y camembert frito con mermelada de tomate. Cada vez que abría y cerraba los ojos del cerebro, sonaba un flash hipotético que convertía cada recuerdo en una fotografía y en una promesa. Sentía que volvía a renacer en él un animal sensorial que no está dispuesto a comerse la naturaleza con guantes y pinzas. Había triunfado contra la conspiración de los virtuosos.

Comentarios

  1. Gran Gu: tendrás que ayudarme con las bondades de los garbanzos. Simplemente no los soporto! La única forma en que los disfruto es en el falafel.
    La mitad, Alejandro, la mitad! ¿ves? En un brinquito ya estaras fuera de esto!!!

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  2. Hola Alejandro,

    Como ya comencé a trabaja ahora es cuando estaba leyendo las últimas entradas al blog, y resulto de lo mas agradable con la música de Aldemaro Romero de fondo, por lo tanto te sugiero que de vez en cuando non pongas una musiquita de fondo y se hace música terapia mientras sabemos de ti, otro aporte.

    Yo creo que deberías abrir una línea de investigación sobre recetas de comidas que suban las plaquetas, en vez del risotto de mandarina sin mandarina que prepara tibu, algo así como risotto de remolacha en base de caldo de patas de pollo, paella a la valenciana (sin cebolla) con caldo de patas de pollo, cordon bleu de hígado con salsa de berro y mora, como postre panquecas flambeadas rellenas con dulce de tomate de palo, te dejo ese reto.

    La alimentación es fundamental para afrontar con mayor éxito este tipo de tratamiento, vale la pena un poco de sacrificio y tratar cada día de ingerir una cantidad de alimentos que nos ayuden con las plaquetas y lo glóbulos blancos, son realmente, los que siempre nos mantienen en jaque, durazno, fresa, mora, berro, caldo de pollo, hígado, agua de papelón, jugo de tomate de palo, agua de coco, sopa de lagarto, gelatina.

    Recuerda Alejandro, estás en la mitad del tratamiento y ahora los medicamentos pareciera que nos hacen mas efecto y por eso ahora es cuando hay que estar en perfectas condiciones, recuerda: temperatura dos veces al día, comer moderadamente y ser un poco Monk.

    Un gran abrazo.

    Julia.

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  3. Julia:

    ¡Vale! De vez en cuando lo haré.

    ¡Tremendo reto el de abrir esa línea de investigación! Algo parecido le venía proponiendo a Carmen. ¡Vamos a ver! Te digo por ahora que las recetas que propones suenan muy bien.

    Tienes razón en la importancia de la alimentación y mayores precauciones ahora cuando veo en los exámenes de laboratorio los efectos de tantas drogas en mi organismo. Viendo que las transaminasas (que tienen que ver con el funcionamiento del hígado) subieron, he tomado la difícil decisión de prescindir del vino hasta diciembre cuando termine. Ya con la comida he estado más cuidadoso también.

    Un fuerte abrazo

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  4. Hola Alejandro,
    He estado siguiendo tu blog, pero no habia tenido el tiempo de escribir comentarios (estoy en la etapa final de la tesis).
    Como el laboratorio esta rodeado de puros hospitales voy a pelar el ojo, a ver si consigo algo que tenga que ver con la alimentacion como arma para subir las defensas.
    En lo que consiga algo te aviso.
    Tambien le voy a preguntar a mis amigos Indios (de India, porsia...) y Chinos, ya que esa gente sabe un monton de alimentacion.
    Me alegra saber que hay tanta gente pendiente de ti, y sobre todo que hay gente de otros paises a la que este blog se les hace util.
    Un beso muy grande,
    Valeria

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  5. Hola, Valeria

    ¡Me imagino que estarás con muchísimo trabajo si estás terminando tu tesis! ¡Duro hasta el final!

    Te agradeceré cualquier información sobre alimentación que puedas conseguir.

    ¡Qué bueno!, ¿verdad? que este blog esté siendo útil a otras personas, sin importar la distancia.

    Besos,
    Alejandro

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