Las hallacas

Esta es una imagen de nuestro nacimiento, que montó Carmen como todos los años (no aparece el niño Jesús porque no había nacido para el momento en que se tomó la foto).

El jueves 20 fui con Enrique y Valeria, quien llegó de EEUU la noche anterior, al Mercado de Quinta Crespo a comprar lo necesario para las hallacas. Claro que lo podríamos haber comprado en supermercados, pero allí todo es más fresco y siempre se consigue de todo. Además, ya hace varios años que hacemos la compra allí, donde el ambiente navideño es muy sabroso. Debajo de la del nacimiento, hay algunas fotos tomadas en el mercado.

El viernes 21 lo dedicamos Carmen y yo (y Edith, la señora que nos ayuda dos veces a la semana) a preparar el guiso. Hice llamadas frecuentes a mi mamá para que me recordara los detalles: ella es quien daría su aprobación final. Edith nos ayudó muchísimo con la ingrata tarea de lavar y secar las hojas de plátano (con las que se envuelven las hallacas).

El sábado 22 nos reunimos en familia en la casa de Enrique a la fase final: el armado de las hallacas. Allí participamos: Enrique, su esposa Lulú y sus hijas Carla y Valeria -y Julio, su esposo-; Valentina, la hija de Juan Carlos, que llegó hace pocos días de Viena donde está estudiando, Diego y Jorge, Raiza no pudo ir porque estaba terminando de prepararse para su viaje del día siguiente para Orense (Galicia), y Ónix pasó el día con sus padres. Esta reunión siempre es muy bonita y nos permite conservar una tradición familiar. Conservar vivo el sabor de las hallacas de la familia nos parece también algo muy importante. Este sabor viene de nuestra abuela paterna, Anastasia -carupanera-, que fue con quién mi mamá aprendió a hacerlas hace muchos años. Con el tiempo le fue dando su toque personal, que es el que tratamos de preservar. Afortunadamente, dio su aprobación al guiso y nos felicitó por lo bien que quedó. Por supuesto, las primeras hallacas que salieron de la olla fueron nuestro almuerzo. ¡Riquísimas!

Por ahora no tengo las fotos que tomó Valeria del trabajo de las hallacas. Cuando las tenga las agregaré a esta entrada del blog.

Mientras tanto, unas fotos de las bellezas de ingredientes que lleva el guiso: ají dulce, ajo, pimentón, cebollín, tomate y cebolla (las carnes de res y de cochino no son tan fotogénicas):

Comentarios

  1. chamo, te apoyo al 100% Las carnes no son nada fotogenicas! No incluiste, como buen oriental (obvio, ya que las hallacas de ustedes tienen tradicion de oriente) has debido incluir el inventario de las bebidas espirituosas consumidas. Nosotros fuimos mas prudentes este año. Al hacerlas solo nos tomamos una botella de vino y 3 de cierta bebida escocesa que no mencionaremos. El año pasado las hallacas quedaron exquisitas, pero nos tomamos 2 cajas de birras, 4 botellas de vino, una de oporto, 2 de escoces y media de ron de naranja. Al final, honestamente, no estoy seguro de si realmente quedaron exquisitas o es que en medio del vapor etilico nos parecian exquisitas. No me atrevo a contar aca el estado en que quedo la cocina, porque nos demandarian...

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  2. Lo que no dices, Tibu, es entre cuántos se bajaron ese arsenal etílico. Nosotros fuimos moderados: 2 ó 3 botellas de vino, creo que fueron, y un par de whiskies de Diego (por cierto, ¿sabes que es alérgico a la cerveza, literalmente? se llena de ronchas si la prueba).

    Un abrazo

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  3. Alejandro:
    Solo me queda decir: "Que envidia les tengo!"
    Hace muchisimo que no pruebo unas hallacas como las hacia, o aun dirige en su hechura, mi abuela Zenobia. La verdad es que era un placer, sobre todo al sentarnos a la mesa, en el segundo piso de la quinta Macuro. Que bellos momentos se crearon durante las fiestas navidenas en casa de Zeno... Imagino que no por cambiar de localidad cambiaron la sabroso del momento.
    La verdad que extrano todo aquello. Yo se que he sido el que mas se ha despegado de la familia. Creeme, no es por que yo quiera. Las distancias fuerzan la separacion. Aunque disfrute muchisimo mis dias por alla, con la compania de todos ustedes; hubiera preferido ir en estas fechas para aprovechar la alegria decembrina que se siente en Venezuela...con Chavez o sin el...
    Desde este lado del mundo les deseamos lo mejor a ti, a los tuyos, y a tus lectores tambien.
    Recibe un fuerte abrazo de nuestra parte.
    Ana & Eduardo

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  4. Pues el año pasado fuimos 8 miembros de la familia que cocinamos las hallacas, y le dimos al alcohol, obvio, y 2 ayudantes, que realmente no ayudaron en nada. Lo unico que hacian era tomar cerveza y luego bajaban a comprar mas, para tomarselas ellos mismos ¿has visto alguna vez un ayudante asi? A eso de las 7 llegaron otro par de ayudantes, que tampoco ayudaron, sino que vinieron a beber y a comerse las hallacas. Terminamo sa las 11:15 de la noche. Este año eramos menos los hallaqueros (6) y solo fue un ayudante, que sigue sin ayudar en nada, pero va a beber y a comer. Si quieren , les paso el contrato de ese ayudante!!!
    En el otro post se me olvido piropear a Valeria, asi que saludala y piropeala de mi parte.
    y Feliz Año 2008 para todos!
    Y un saludo para Eduardo ¿como sigues con el bajo? ¿tienes pagina de myspace? Contactame por cualquiera de estas paginas:
    www.myspace.com/dreamfrito
    www.myspace.com/ronaldtiburon
    www.myspace.com/hardblues

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  5. Alejandro,
    Tengo mas foticos por aqui ya que las bajamos en la compu de mi mama, y Julio te las va a llevar en el usb-key.
    Por cierto, se te olvido mencionar a Julio en la hechura de las hallacas, mira que se va a picar.
    Lamento mucho no haberlos visto el 25, pero ya sabes que andamos del timbo al tambo.
    Nos vemos el 31.
    Un besotote,
    Valeria

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  6. Eduardo:

    Entiendo tu envidia. ¡Ojalá que el año que viene puedan venir para estas fechas, y así hacemos hallacas juntos, para que no olvides ese sabor familiar!.

    Todos recordamos esas reuniones en la Quinta Macuro, los cuentos de tu abuelo Enrique, que aunque muchas veces eran repetidos (como el de los manguitos "dudú"), siempre eran divertidos de escuchar, las visitas de tantos familiares y tanta gente amiga que pasaba por allá. Siempre ese fue el centro de reunión familiar, primero alrededor de la abuela Anastasia, y después de su muerte, la Nicaragua era donde toda la familia se acercaba el primero de enero. Ya no es igual, pero tratamos de conservar lo que podamos. ¿Vendrán ustedes el año que viene?

    Yo entiendo que la distancia inevitablemente nos separa, y que a veces no es por que uno quiera, cada quien tiene que hacer su vida donde mejor se le presentan las oportunidades.

    Un fuerte abrazo de año nuevo para los dos,
    Carmen y Alejandro

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  7. Tibu:

    Esos ayudantes así no sirven, ¡hay que ponerlos a trabajar!, a menos que mientras se echen palos echen también cuentos divertidos y alivien así el trabajo de los que sí le echan pichón al asunto.

    Aquí trabajó todo el mundo (pensándolo bien, Jorge llegó cuando ya casi todo estaba hecho...)

    En cuanto al piropo para Valeria: ¡está dicho! (Valeria ya debe haberlo leído).

    ¡Feliz Año para tí y Zulima!
    ...y también para tu tía Alcira.

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  8. Valeria:

    Ya incluí a Julio en el cambote de quienes trabajamos en la hallacas (¡qué pena que lo olvidé en esa lista!).

    ¿Viste al piropo que te mandó Tibu? (a riesgo de que Julio se pique también).

    Estoy pendiente de las fotos. Puedo copiarlas también el 31 cuando nos veamos.

    Un abrazo, y hasta pronto.

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Alejandro