Día 3 del tercer ciclo

Hoy salí temprano a la Unidad de Quimioterapia estimando que al llegar allá, la bolsita de suero que estaba dentro del bolso de la bomba de infusión ya estaría vacía. Al levantarme en la mañana no quedaba mucho ya. Como luego de retirada la bomba, iría al Hospital Domingo Luciani a buscar los medicamentos que me entrega el Seguro Socal, y no tenía suficiente hielo en la nevera para la cavita donde tengo que colocar algunas de las ampollas que me entregan, pasé por una panadería cercana a comprar una bolsa. Iba con Carmen y Jorge que me acompañaban. Me bajé, me dirigí a la nevera de la panadería, tomé la bolsa con las dos manos y cerré la puerta de la nevera. En ese momento el montón de puyazos que sentí en las manos me recordaron al Oxaliplatino que tenía todavía en el cuerpo. No hallaba qué hacer con el hielo sin soltarlo al suelo, cuando llegó corriendo Carmen, que se acordó después de que salí del carro de que yo no debía tocar nada frío, ni siquiera meterme en la nevera a buscar la bolsa. ¡Susto!

Como al llegar a Arsuve, todavía quedaba un fondito de suero, busqué dónde sacar unas fotocopias que necesitaba para el trámite de las medicinas en el Domingo Luciani, acompañé a Carmen y Jorge a hacer algunas compritas en el Centro Plaza... y todavía quedaba suero. Recordé que necesitaba aclarar algo con la señora de la administración de Arsuve, en relación con la cobertura de las aplicaciones de quimioterapia por parte de mi seguro, y fui a hacerlo. Total que a las 12 m. todavía quedaba un fonditico. Subí a preguntar si ya podrían retirármelo. Vanessa me atendió, amable como siempre, y pulsando unos botones en la bomba verificó que todavía faltaban 15 minutos. Me senté a esperar y en un ratico me la retiró. Había mucha gente en la Unidad a esa hora. Me puso mi carga de heparina para evitar que el reservorio y el catéter puedan taparse, y salimos de allí. Al salir noté una gotica de líquido claro marcándose en mi camisa. Unos minutos más tarde en la manchita en la camisa ya había sangre. No pareció salir más, así que no le di importancia. Siendo ya más de las 12:30, en lugar de ir directamente al hospital, decidimos ir a almorzar primero. Fuimos a Pastissima, una venta de pastas frescas que tiene una terracita bien agradable para comer, y que ya hemos visitando varias veces en nuestras andanzas por La Floresta. Está en Chacao, frente a la Pastelería Danubio, y detrás del Centro Mata de Coco. Ónix, la esposa de Jorge trabaja por allí cerquita, así que nos acompañó también. Siempre tienen algo bueno allí: comimos Pasticho de hongos (Jorge), Rissoto de espinacas con salmón (Carmen), fetuccine nero al azafrán, que viene con calamares y camarones (Ónix) y Raviolis de ajoporro con salsa de tomate y verduras frescas, ¡sanito! (yo). Todo muy rico como siempre. Al salir de de allí, a las 2, e ir caminando hacia el estacionamiento, salió otra gotica de sangre manchando mi camisa de nuevo. Pensé que al llegar a la casa llamaría a la Dra. Arbona si la cosa seguía, pero no pasó de allí. Buscamos la Cota Mil para llegar hasta El Llanito. Afortunadamente estaba bastante despejada y llegamos rápidamente.

En el hospital no había casi nadie esperando por atención, así que allí todo fue rápido también. Me entregaron todo lo que necesitaba. Lo que no me darán y que tendré siempre que comprar en farmacia es la Dexametasona, la Ranitidina, los sueros y los macrogoteros, que son realmente poco costosos. Como a partir de hoy se cuentan 28 días para la próxima entrega, pero aceptan que vaya hasta 5 días antes, para el quinto ciclo, que comienza el 10/09 podré ir el viernes 7 y ya no tener que pedir prestado de allí en adelante.

Comentarios

  1. Gran Gu, la verdad que tu cuento del hielo es, literalmente, escalofriante! Por favor, tenlo en cuenta siempre de ahora en adelante!
    Pienso yo que aunque la cosa no haya pasado de alli, pues deberias preguntar ¿que crees? Digo, hablando de la camisa goteada

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  2. Tibu:

    No tiene mucha importancia, la verdad, lo de la gotica. Ya en el ciclo pasado me pasó que llegando a la casa, Diego me saludó con una palmadita que me atinó exactamente en el punto del pecho donde tengo el reservorio, el propio día que me habían desconectado la bomba de infusión. Salió también una gotica de líquido claro. Al día siguiente se lo comenté a una de las enfermeras y me dijo que eso pasa porque a veces demora un poquito en cerrarse el punto donde penetró la aguja. Una vez que termina de cerrarse, ya no pasa nada.

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  3. bueno, pues le haras la competencia a Juanes, el tiene su camisa negra y tu la camisa goteada

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Alejandro