¡Úúúúltima aplicación, la de hoy segundo día! Ya mañana voy solamente a retirarme la bomba de infusión, y la aguja, claro está.
Hoy llegué a las 12, y enseguida me conectaron a mi suero. Les llevé un regalito a cada uno de l@s enfermer@s: a ellas unos dijecitos hechos con flores naturales montadas en una resina transparente; a ellos unos llaveros en acero inoxidable con forma de la silueta de un hombrecito. Ayer le había llevado a las dos enfermeras que me atienden en la sala de examen otro dijecito a una, y unos zarcillos artesanales a la otra.
El paciente que me antecedió en la lista en la que llevan el orden de llegada era otro Alejandro, Sánchez Luna de apellidos. Quedamos en sillas contiguas y, naturalmente, le pregunté si tenía algún parentesco con Alfredo Sadel (Alfredo Sánchez Luna: Sadel fue un homenaje a Gardel, tomando Sa- de su primer apellido y -del de la sílaba final del apellido del morocho del abasto), y resultó ser primo hermano suyo. El tocayo también fue operado del colon, pero de emergencia, habiendo sufrido una obstrucción intestinal que le produjo muchísimo dolor (¡vuelvo a darle las gracias a aquel bendito sandwich de pernil!). Su terapia no es exactamente la misma que la mía, pero sí muy parecida. A él le aplican el oxaliplatino, la leucovorina y el bolus de 5-fluorouracilo el primer día, se lleva su bomba de infusión y no regresa sino al tercer día a retirársela. No tiene aplicación el día 2, como yo. Conversamos bastante y sabroso. Estaba acompañado por su hija y más tarde llegó su esposa también. ¡Se ve que son una bonita familia!. Los viejos (contemporáneos conmigo, así que entiéndase los viejos de la muchacha: siguen siendo en realidad unos chamos; como decía Pedro Camacho, divertido personaje cincuentón de La Tía Julia y el escribidor de Mario Vargas Llosa, en la flor de la edad: la cincuentena) viven en Margarita desde hace no tanto tiempo, y la hija en Caracas.
Me contó que una prima suya pasó por quimioterapia hace cinco años y que también solicitó los medicamentos en el Seguro Social, pero que la cosa era muy diferente: le pasó, no sé si más de una vez, que al ir a retirarlos le dijeron que no había uno de los medicamentos, el más costoso. Lo que solicitaba de él costaba como 6 millones. Al salir hacia el estacionamiento se le acercó un tipo que le dijo: ¿no le entregaron tal medicamento que necesita y que cuesta 6 millones? ¡Yo se lo consigo por un millón! ¡Qué horror! Y eso tenía que estar pasando con la complicidad de los empleados del hospital. No sé si conté que el personal que trabaja en las computadoras donde se lleva el registro de cada paciente, y de donde salen las órdenes para la entrega de las medicinas en la farmacia oncológica, no son empleados del hospital, sino de una empresa externa. Supongo que encontraron esa forma de controlar aquel tipo de sinvergüenzura. Todo el mundo dice (yo también) que ahora funciona muy bien. ¡Tuvimos suerte Jorge y yo de que eso ya esté resuelto!
Hoy llegué a las 12, y enseguida me conectaron a mi suero. Les llevé un regalito a cada uno de l@s enfermer@s: a ellas unos dijecitos hechos con flores naturales montadas en una resina transparente; a ellos unos llaveros en acero inoxidable con forma de la silueta de un hombrecito. Ayer le había llevado a las dos enfermeras que me atienden en la sala de examen otro dijecito a una, y unos zarcillos artesanales a la otra.
El paciente que me antecedió en la lista en la que llevan el orden de llegada era otro Alejandro, Sánchez Luna de apellidos. Quedamos en sillas contiguas y, naturalmente, le pregunté si tenía algún parentesco con Alfredo Sadel (Alfredo Sánchez Luna: Sadel fue un homenaje a Gardel, tomando Sa- de su primer apellido y -del de la sílaba final del apellido del morocho del abasto), y resultó ser primo hermano suyo. El tocayo también fue operado del colon, pero de emergencia, habiendo sufrido una obstrucción intestinal que le produjo muchísimo dolor (¡vuelvo a darle las gracias a aquel bendito sandwich de pernil!). Su terapia no es exactamente la misma que la mía, pero sí muy parecida. A él le aplican el oxaliplatino, la leucovorina y el bolus de 5-fluorouracilo el primer día, se lleva su bomba de infusión y no regresa sino al tercer día a retirársela. No tiene aplicación el día 2, como yo. Conversamos bastante y sabroso. Estaba acompañado por su hija y más tarde llegó su esposa también. ¡Se ve que son una bonita familia!. Los viejos (contemporáneos conmigo, así que entiéndase los viejos de la muchacha: siguen siendo en realidad unos chamos; como decía Pedro Camacho, divertido personaje cincuentón de La Tía Julia y el escribidor de Mario Vargas Llosa, en la flor de la edad: la cincuentena) viven en Margarita desde hace no tanto tiempo, y la hija en Caracas.
Me contó que una prima suya pasó por quimioterapia hace cinco años y que también solicitó los medicamentos en el Seguro Social, pero que la cosa era muy diferente: le pasó, no sé si más de una vez, que al ir a retirarlos le dijeron que no había uno de los medicamentos, el más costoso. Lo que solicitaba de él costaba como 6 millones. Al salir hacia el estacionamiento se le acercó un tipo que le dijo: ¿no le entregaron tal medicamento que necesita y que cuesta 6 millones? ¡Yo se lo consigo por un millón! ¡Qué horror! Y eso tenía que estar pasando con la complicidad de los empleados del hospital. No sé si conté que el personal que trabaja en las computadoras donde se lleva el registro de cada paciente, y de donde salen las órdenes para la entrega de las medicinas en la farmacia oncológica, no son empleados del hospital, sino de una empresa externa. Supongo que encontraron esa forma de controlar aquel tipo de sinvergüenzura. Todo el mundo dice (yo también) que ahora funciona muy bien. ¡Tuvimos suerte Jorge y yo de que eso ya esté resuelto!
Para celebrar este casi-final de hoy, una pieza de Chick Corea, que me parece buenísima, Spain, y más en esta versión de Al Jarreau. La introducción, como seguramente notarán, es tomada del segundo movimiento del Concierto de Aranjuez -para guitarra-, de Joaquín Rodrigo:
aun no nos comentas que se siente terminar un ciclo de este tipo. Creo que para la gente que este haciendo este cclo, pues les gustara ¿no?
ResponderBorrarEsos comentarios los reservaba para mañana (ya es hoy, en realidad). Los haré en el post del último día de terapia.
ResponderBorrarUn abrazo
Holas Gran Gu, que bueno poder conectarme, por alguna razon extraña a mi conocimiento no he podido abrir el blog, recin hoy desde cordoba me ha permitido...
ResponderBorrarQue bueno hoy es el Gran dia, espero leer tus comentarios tan esperados,
Brindo por la finalizacion de esta etapa y obviamente te acompaño en la siguiente.
Te mando muchos saluditos y besos hasta mañana si Dios quiere.
Hola, Claus
ResponderBorrarHoy es el gran día, sí. Ya esta mañana temprano me retiraron por última vez la bomba de infusión.
Más tarde escribiré el post de este día tan importante para mí.
Yo no brindo todavía. Tengo que esperar un poco a desintoxicarme y a que las cosas me vuelvan a saber como antes. Además, todavía mañana tengo que tomar un par de tabletas de dexametasona, y con eso sí termino del todo.
Muchas gracias por la alegría que expresas en tu comentario.
Un fuerte abrazo,
Alejandro