Fuimos al Chi-kung. El tiempo estaba algo lluvioso; unos minutos después de comenzar tuvimos que mudarnos para un techito que está entre las jaulas de los pájaros, donde terminamos de hacer los ejercicios. Al terminar, el tiempo había mejorado, pero me contó Ronald (Tibu), que más tarde, cuando iban a hacer la práctica de pakuá cayó un palazo de agua, y no pudieron terminar. Fueron a dar al cafetín de las Coro-coras para un buen desayuno criollo (que estaba buenísimo, me contó). El próximo sábado será la última sesión del año, y tendremos una merienda de despedida junto con los grupos de pakuá que se reunen más tarde.
Pasamos por Ferre-total a comprar algunas cosas que necesitábamos para la casa. Luego, por el supermercado Licarch a buscar otras para el almuerzo. Como en los últimos días no me provoca mucho la comida (salvo las cosas dulces y suaves de sabor) pensé hacer una ensalada con atún de lata, papas, huevos sancochados, lechuga, y tomate.
A mediodía, ya en la casa, Carmen me preguntó: ¿...y... tú te pusiste la vacuna de granocyte ayer...? ¡...noooo, se me olvidó...! Salí corriendo a buscarla en la nevera para ponérmela (ya lo hago solo después de que Jorge me enseñó). Tendré que confesarle mi pecado el lunes a la Dra. Arbona.
La ensalada con atún me cayó muy bien, sin nada de vinagreta siquiera.
Después de comer me acosté un rato a leer, y en seguida caí rendido como por dos horas.
Más tarde llegó Jorge con Ónix que habían salido y trajeron comida mexicana de un restaurant que está en el centro comercial Terras Plaza (en Terrazas del Club Hípico), donde tiene su consultorio el odontólogo que está tratando tanto a Ónix como a Carmen. Uno de los días que ella estuvo allá le metió el ojo. Alcancé a probar un pedacito de taco de pollo y otro de quesadilla. No me supieron a mucho, pero Jorge quedó encantado. Me invitó a ir cuando ya mis papilas estén recuperadas. ¡Iremos! El restaurante se llama El Rincón Azteca.
Al final de la tarde estuve poniendo al día este blog.
Pasamos por Ferre-total a comprar algunas cosas que necesitábamos para la casa. Luego, por el supermercado Licarch a buscar otras para el almuerzo. Como en los últimos días no me provoca mucho la comida (salvo las cosas dulces y suaves de sabor) pensé hacer una ensalada con atún de lata, papas, huevos sancochados, lechuga, y tomate.
A mediodía, ya en la casa, Carmen me preguntó: ¿...y... tú te pusiste la vacuna de granocyte ayer...? ¡...noooo, se me olvidó...! Salí corriendo a buscarla en la nevera para ponérmela (ya lo hago solo después de que Jorge me enseñó). Tendré que confesarle mi pecado el lunes a la Dra. Arbona.
La ensalada con atún me cayó muy bien, sin nada de vinagreta siquiera.
Después de comer me acosté un rato a leer, y en seguida caí rendido como por dos horas.
Más tarde llegó Jorge con Ónix que habían salido y trajeron comida mexicana de un restaurant que está en el centro comercial Terras Plaza (en Terrazas del Club Hípico), donde tiene su consultorio el odontólogo que está tratando tanto a Ónix como a Carmen. Uno de los días que ella estuvo allá le metió el ojo. Alcancé a probar un pedacito de taco de pollo y otro de quesadilla. No me supieron a mucho, pero Jorge quedó encantado. Me invitó a ir cuando ya mis papilas estén recuperadas. ¡Iremos! El restaurante se llama El Rincón Azteca.
Al final de la tarde estuve poniendo al día este blog.
si bueno, por la hora Gran Gu, creo que en vez de merienda sera mas bien un desayuno.
ResponderBorrar¿como se pone la vacuna esa?¿es inyectada?
Tibu:
ResponderBorrarComo tú te vas al pakuá sólo con tu té verde, a las 11 desayunarás. Como nosotros nos comemos un cerealito con leche (esta semana conseguimos algo de leche en polvo, je je) antes de salir, además del té, lo tomaremos como una merienda.
La vacuna es inyectada por vía subcutánea en el abdomen, como la insulina.
y lo haces tu mismo??? chamo, la verdad que yo creo que no podria inyectarme en la barriga yo mismo. En realidad,los sabados, no tomo el te verde. Hago un guarapo de jengibre con papelon y me lo voy tomando mientras practicamos. En realidad, dudo que practique algo este sabado, ire a comer con ustedes, compañeros de clase, y a comer! jajaja
ResponderBorrarTibu:
ResponderBorrarCuando hace falta, uno lo hace. Te cuento que Jorge siempre le tuvo terror a las agujas, al odontólogo, a donar sangre, cualquier cosa que involucrara algún dolor por pequeño que fuera. Durante su terapia tuvo que aplicarse 7 granocytes en cada ciclo de 21 días. Más adelante se lo fueron reduciendo a 6, y después a 5 por ciclo. Las primeras veces no quería ni que se las pusiera yo. Teníamos que ir a alguna farmacia donde se la pusieran. Terminamos yendo a Locatel de Las Mercedes. Como al tercer o cuarto ciclo se decidió y le pidió a uno de los enfermeros de Arsuve que le explicara bien cómo hacerlo. A partir de allí se las puso él mismo hasta el final. Piensa además que tenía que permitir que le sacaran muestras de sangre cada semana, que en cada ciclo le tomaban la vena 2 o tres veces. Al final ya ni le dolía, o no le importaba.
Pues, el sábado comeremos todos.