Anticáncer - una nueva forma de vida (1)

Anticáncer, de David Servan-Schreiber
He mencionado en varias ocasiones el libro Anticáncer de David Servan-Schreiber, y lo he recomendado más de una vez a amigos lectores de este blog. El autor es un médico e investigador que fue operado de un cáncer cerebral, recibió quimioterapia y tiempo después tuvo una recaída. Entonces decidió aplicar sus herramientas de investigador a sí mismo y al cáncer para aprender a ayudar su cuerpo a enfrentar la enfermedad, y a vivir de acuerdo a ello.

Voy a referirme en esta entrada al contenido de la introducción, en la que presenta algunos hechos, que sin ser resultado de investigaciones científicas (por lo que a menudo los médicos no creen en ellos) sugieren que el cáncer se relaciona más con cómo vivimos, con nuestros hábitos, que con nuestros genes. Al terminar su quimioterapia preguntó a su oncólogo qué tenía que hacer si deseaba llevar una vida sana: ejercicio físico, alimentos contraindicados, alguna alimentación favorable, trabajar la actitud mental... La respuesta fue: "haz lo que te parezca. Daño no te va a hacer. Pero no se ha demostrado científicamente que esos enfoques sirvan para prevenir una recaída". Equivale a decir, que porque no ha sido demostrado científicamente, nada de lo que hagamos o dejemos de hacer nos permitirá vivir libres de cáncer. Quedaremos entonces a merced de las estadísticas (a las que Servan-Schreiber dedica todo un capítulo), y una recaída quedará sólo sujeta al azar y a nuestros genes que, por supuesto, no podemos cambiar.

Dos hechos importantes presenta en esta introducción:
  1. En Occidente el cáncer de próstata se presenta con una frecuencia entre siete y sesenta veces mayor que en los países asiáticos. Algo parecido ocurre con el cáncer de colon y de mama. Sin embargo, se tiene conocimiento estadístico de que en los hombres asiáticos fallecidos antes de los cincuenta años de edad se han encontrado microtumores en la próstata en igual proporción que en los hombres occidentales: "tiene que haber algo en su estilo de vida que impide el desarrollo de esos microtumores". Y, por otra parte, la tasa de cáncer de la población japonesa que ha emigrado a Occidente ha alcanzado la nuestra en una o dos generaciones: "tiene que haber algo en nuestra manera de vivir que debilita nuestras defensas contra esta enfermedad".
  2. En Dinamarca, donde se lleva un registro genético detallado, se hizo un estudio con más de mil niños adoptados, encontrándose que la muerte por cáncer antes de los cincuenta años de un padre biológico no influía en nada en el riesgo de los niños adoptados de desarrollar la enfermedad, mientras que "la muerte del padre adoptivo (que transmite hábitos, no genes) a causa del cáncer antes de cumplir cincuenta años multiplicaba por cinco la tasa de mortalidad debida al cáncer entre los niños adoptados".
Pareciera entonces que el cáncer sí guarda alguna relación con lo que hagamos o dejemos de hacer. A lo largo del libro, Servan.Schreiber analiza: 1. el entorno anticáncer, 2. la alimentación anticáncer, 3. la mente anticáncer y 4. el cuerpo anticáncer.

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